Identidad y danza

Un mismo espacio puede albergar a distintas expresiones. Por la mañana, el dueto Art Mouv, de Francia, recorre los pasillos del Museo Tambo Quirquincho para contactarse con el espacio, y una vez hecho esto, invita a la audiencia a descubrir el lugar y conectarse con él. Por la noche, una pared de papel envuelve a una bailarina boliviana que, a través de la fotografía, la luz y su cuerpo, consigue expresarse.
Hace algún tiempo, cuando María José Rivera Camacho decía “soy bailarina”, la gente le miraba extrañada, pensando Dios sabe qué. Hoy, a sus 26, le dicen: “¡Ah!, haces ballet”. Es un avance, pero María José hace danza contemporánea.
“Empecé con danza clásica con Mónica Camacho, hice cursos en Estados Unidos, Suiza y participé en un festival en Cuba”. Pero de la clásica se fue al jazz y de allí al contemporáneo, donde se perfeccionó en México. “Aprecio la libertad que me ha dado. La danza clásica me ha gustado siempre —aún me gusta, aunque tengo algunos conflictos internos—, pero la danza contemporánea me ha abierto una puerta ilimitada de creación. Para mí era necesario salir de que te enseñen los pasos y repetirlos, avanzando hacia lo coreográfico. Necesitaba construir, buscar lo que me interesaba o motivaba”.
Identidad en movimiento es el primer trabajo sobre el que ella trabaja sin compañeros. “Es una búsqueda mía como boliviana, de la bailarina que empezó en el clásico. Quiero saber qué significa ser boliviana, la herencia que eso conlleva”.
La danza contemporánea se abre espacio entre el ballet y el folklore, muy arraigados en Bolivia. Y, recordando sus primeras experiencias, María José es una bailarina que se considera optimista. “El ballet encontró su lugar. Con la danza contemporánea será igual. A veces escuchas cosas como que la gente no lo va a entender, pero hay mucho interés y ganas de ver nuevos trabajos. Muchas personas se preocupan porque no lo entienden y buscan dar con explicaciones. La danza contemporánea tiene mucho que ver con las sensaciones. De pronto, sí hay significados, pero no es algo narrativo. La danza te dispara cosas que las tienes que vivir”, dice. Y, envuelta en su pared de papel, se lanza hacia la conquista del espacio.

Miguel Vargas, La Razón, 24 de septiembre de 2006

El Atrio de San Francisco se llenó de danza


La Razón,  7 de septiembre de 2006