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El cuerpo contra el cuerpo

Una mirada al espectáculo de danza presentado por el grupo SONaRTE.
Suceden experiencias hermosas en el arte, aunque muchas pasan desapercibidas. Tal es el caso de la obra de danza contemporánea SONaRTE, que se presentó a fines de diciembre del pasado año en el Teatro de Cámara, con un público que no llegó a las veinte personas, y en otros espacios abiertos de la ciudad de La Paz. La obra, de creación colectiva, fue interpretada por sus autores, los bailarines Paulette Galarza, Carmiña de la Torre, María Peredo, Miguel Marín y María José Rivera.
La obra es un collage de interpelaciones, preguntas, exhortaciones e incluso súplicas del artista al público. Dice el volante informativo de la obra: “ser artista es en esencia ser un luchador. El arte lucha contra el tiempo, contra la indiferencia, contra el estancamiento y contra el olvido. Así también el artista lucha, además, contra la incomprensión de los que no hacen arte y contra la falta de un espacio que le garantice su sobrevivencia. Unidos, el artista y el arte son el instrumento y el motivo para activar la lucha, son el medio y el fin: Yo artista lucho por, con y gracias al arte”.
Con estas prerrogativas, la obra es un conjunto de juegos sobre la carrera del artista y entre artistas, sobre el artista que se subasta por un aplauso, sobre el arte como una pelea. Aquí hay que destacar la performance de la lucha entre bailarinas a cargo de Galarza y De la Torre. Buena coreografía con base en el boxeo o el catch as you can puesta en servicio de la danza de contacto.
No es casual que la música elegida sea Vivaldi, cuyas Cuatro estaciones son un paradigma del ballet clásico. Aquí hay un signo propio de la danza contemporánea, pero ironizado, en este caso, porque con Vivaldi “todo vale” —tal cual reza el principio de algunas escuelas de la danza contemporánea— desde el catch as you can, hasta la cumbia, pasando por una alocada carrera de atletismo.
La obra es, además, una interpelación al público acostumbrado a “ver” y no dejarse arrollar por una propuesta; un público que quiere que todo comience en la “a” y concluya en la “z”. De ahí que parte del espectáculo sea la turbación que a todos los expectantes nos produjo la última escena en la que una de las bailarinas anunció: “Querido público, gracias por venir a este espectáculo que está por comenzar, favor apaguen sus celulares”. Quedamos descolocados sin saber si aplaudir porque comenzaba o terminaba la obra cuando todo ya había concluido.
Pero lo que más disfruté fue la mordaz crítica a la parafernalia de la enseñanza de la danza y los poderes que ahí se juegan: el que sabe y el que no sabe, el juego de las “técnicas”, el sometimiento al público antes que a la propia apuesta, y la valoración del cuerpo, es decir, del cuerpo “bello”.
El cuerpo contra el cuerpo es el título de un libro de 1989 que recopila textos de Bill T. Jones y Arnie Zane, directores de una célebre compañía de danza de Nueva York. El mismo título podría tener SONaRTE, este grupo de bailarinas y bailarines bolivianos que con mucha modestia han creado esta vigorosa propuesta que es un alegato a la danza; una obra de danza contemporánea que reflexiona sobre la misma danza. Y ya se sabe que reflexionar sobre el arte hace a los artistas.

La Razón, Revista Tendencias. Domingo 16 de enero de 2011.

SONaRTE fue un proyecto de las bailarinas Paulette Galarza y Carmiña de la Torre al que estuvo invitada María José Rivera

GRANMA, Miércoles 5 de diciembre del 2007



Como preámbulo a la presentación de los trajes, la actuación de la bailarina boliviana de danza contemporánea, María José Rivera, constituyó una acertada pincelada de buen gusto.


As a preamble to the presentation of the costumes, the performance of the Bolivian contemporary dancer Maria Jose Rivera made a correct stroke of good taste.

Monólogo de la Paloma

Sobre “Monólogo de la paloma” María José… quiere volar
por Sinhué
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Siempre el hombre y la mujer han querido volar. En las diferentes culturas que se han desarrollado en el mundo existió este ánimo. Volar podían los dioses del Olimpo, volar los antiguos chinos; sobre un lienzo o una alfombra los árabes del Medio Oriente; en las actuales artes visuales y, sobretodo, en el cine los hombres vuelan. Los hippies quisieron volar con el método de “Opiano Licario” de Lezama Lima.
Los primeros en volar serán los danzantes, lo digo convencido después de ver la actuación de María José Rivera.
Siendo niño me llamaba la atención el reflejo del agua de un recipiente sobre una superficie alta; al principio siendo la superficie redonda el reflejo era de la misma forma, pero apenas se movía o más aun se batía el agua el reflejo durante instantes se volvía caótico pero al final tomaba su forma antigua.
Una obra de arte es así para el espectador, sólo que la parte respectiva de la anatomía humana, ya sea la parte de la retina o un área del cerebro se abre según la intensidad de la obra. La retina y el área se llenan de sangre arterial o se convierten en espejos que rechazan la luz que viene de afuera.
Al comenzar la obra, ya sea lectura de un libro, observación de una pintura, una película, obra de teatro o danza comenzamos como con la observación de la superficie del agua. Primero, es el forro, luego las páginas internas que nos producen el caos y al final el cerebro asimila y termina en una apariencia que no es la misma, de la misma manera que el forro del libro no es lo mismo en la parte de la cara y el dorso. De repetirse el acto la parte del caos no se repite, como las huellas digitales o los sueños.
Comentando la obra de danza presentada por María José vemos que ésta ocurre en una habitación, donde María José tiene los pies descalzos y un piso con vidrios rotos y una pequeña ventana.
Acompañada por música de Norah Jones, Yann Tiersen, Moby, Lila Downs y música tradicional boliviana y fragmentos de “Recorrer esta distancia” de Jaime Sáenz, el poeta paceño, danza en diferentes ritmos, pero siguiendo un antiguo instinto mira la luz de la ventana.
Mientras avanza la obra, en su caos y en el que vemos María José se transforma, sus brazos se vuelven alas, la plástica de su cuerpo va mutando, la expresión ya no es la cara, sino el cuerpo que expresa esa sensación de cárcel e impresión, también, descrita por varios autores existenciales como Sartre, esa cárcel convencional de la que saldrá para, finalmente, ser una verdadera paloma del monólogo, que quiere salir a recorrer una distancia existencial del vuelo quimérico.
En una de las presentaciones, al final de la actuación de María José, tomó la palabra el poeta J.P. y se refirió a ella por lo menos una media hora. Lo menos que dijo en medio de un panegírico justo fue que vio una imagen olímpica de la antigua Grecia.
En fecha 9 de noviembre, se estará presentando la obra en Cochabamba en consideración del culto público, quien dará su opinión. Mientras, sólo diremos que en la tapa está María José, en el caos la paloma que danza en su monólogo y en la contratapa, donde normalmente hay un corto comentario, estará Tepsicore la musa deleitante de la danza.




Opinion, Cochabamba, 9 de noviembre de 2007

El riesgo se vive en el Monólogo de la Paloma

Mabel Franco, periodista

Oír la respiración agitada, ver el sudor cubrir de a poco el cuello, observar las fibras de piernas, brazos y espalda, mirar donde ella mira, seguir sus pasos, su diálogo con una gravedad que al mismo tiempo es aliada y enemiga. Descubrir a un ser humano en el rito de la danza, con aquello que revela y la idea de todo cuanto queda en el misterio. De esto se trató la experiencia vivida junto a María José Rivera y su Monólogo de la paloma ofrecido en el pequeño e íntimo escenario del Teatro Municipal de Cámara.
Rivera es, además de bailarina, coreógrafa licenciada por el Instituto Nacional de Bellas Artes en México. Según explicó al final de las dos actuaciones de principios de agosto, el monólogo es la primera obra que preparó íntegramente en Bolivia, su país natal. Los versos de Recorrer esta distancia, de Jaime Saenz, le sirvieron para ponerse a volar, para proponer el concepto de libertad desde un espacio cerrado: la jaula humana —un cuarto— perfilada por la escenografía de papel.
De cuanto se podría hablar de la obra y de su creadora hay una idea intensa presente en el Monólogo de la paloma: el riesgo, ese riesgo que es la cualidad de las artes como la danza o el teatro que se desarrollan “en directo”, ante los ojos del espectador. Allí está la bailarina moviéndose, hilando algo cuyo sentido, al menos básico, se espera que llegue al receptor. Allí está la artista evocando arquetipos del origen de la danza, de la necesidad de expresarse con el cuerpo. Y allí está, estrellando un vaso de cristal contra el piso por el que luego, con los pies desnudos, irá avanzando como un equilibrista sobre la cuerda floja.
Así las cosas, claro que estas artes seguirán vivas aun en medio de tanta virtualidad.

La Razón, 12 agosto 2007

Taller de la UCB muestra lo último en la danza moderna

R.E.M. —siglas en inglés de rapid eyes movement (movimiento rápido en los ojos)— se llama el espectáculo de danza moderna, “una fusión de varios estilos y escuelas, como es la tendencia actual”, que se presenta hoy y mañana, a partir de las 20.00, en el Teatro Municipal.
Alumnos del Taller de Danza Moderna de la Universidad Católica Boliviana (UCB) escenificarán la obra, bajo la dirección general de Heidi Romero, quien armó la coreografía junto a Magaly Rodríguez (Cuba), Ulrike Seiwert (Alemania), María José Rivera y Mónica González (Bolivia).
Mientras practicaba, Romero, autora además del guión, se dio tiempo ayer para explicar que “se trata de un personaje que no tiene nombre y que tiene varios sueños, que durante una hora y 15 22 minutos, arman la trama”. Cada imagen onírica es una coreografía con su fondo musical, contribución de las cinco profesionales.
“Magaly aporta con su estilo clásico, María José le da un aire contemporáneo, Ulrike trabaja con jazz modern y hip hop, y yo le doy una tónica general mixta”. La obra, según la también bailarina, se enmarca en la tendencia más actual de la danza moderna, “la mezcla que enriquece, que demuestra que se puede trabajar con la unión de formas y corrientes, siempre y cuando se mantenga un hilo conductor”.
Para Ulrike Seiwert, “el resultado de unir tantas formas de concepciones y opiniones que cada una tiene sobre la danza, y en particular sobre los sueños, desembocó en algo muy interesante y divertido”.
Pablo Aldunate, Claudia Barrón, Claudia Cárdenas, Roberto Coila, Rodrigo Chavarría, Genoveva Duarte, Mónica González, Pamela Luna, Jéssica Paredes, Mariana Paredes, Marcos Pérez, Diego Romero, Ilse Tejada y Bertiam Vásquez estarán sobre las tablas.

La Prensa, 30 de mayo de 2007

“Diálogos de danza contemporánea” será presentada en Casa de la Cultura

Las puestas en escena de “Derivas”, de Nang Teatro e “Identidad en Movimiento”, de María José Rivera, serán presentadas el 9 y 10 de marzo en el Teatro Modesta Sanginés, a partir de las 20:00. Ambas obras siguen una búsqueda en la relación vídeo, teatro y danza dando a luz un espectáculo denominado “Diálogos de danza contemporánea”.
Ambos bailarines estarán participando del primer taller internacional denominado Composición y Análisis de Solos y Duetos, que dará inicio este domingo 4 de marzo en Espaciodanza, ubicado en Mallasa. En él se buscará el perfeccionamiento y sensibilización a la danza contemporánea. A lo largo de cinco días se trabajará con los participantes en dramaturgia del movimiento. Para mayor información los interesados podrán visitar la página web: http://www.espaciodanza.blogspot.com
SOBRE LAS OBRAS
Derivas, es una serie de performances de cruce de lenguajes, escenas cortas, videos y coreografías. Danza contemporánea, música y teatro interactuando con proyecciones, videos y cortos animados, sin aparente conexión temática entre ellos, interpretados por el director del elenco Nang Teatro, Gerardo Agudo. Los dibujos y animaciones son trabajo de Pablo Rodríguez y la música de Coki & The Killer burritos, Juani, Claudio Bolzani, Fernando Kabusacki, entre otros. La propuesta se completa con la actuación de artistas invitados: El taller dirigido por Cristina Prates, la Agrupación en búsqueda y la Compañía de objetos El Pingüinazo.
Según, la organizadora del evento, María José Rivera, la propuesta del argentino Gerardo Agudo se basa en teatro en movimiento, en la que se presentan imágenes a la deriva junto a movimientos. En la obra se presenta destinos inciertos de personajes en constante tránsito. Imágenes e historias. Imágenes en movimiento. Imágenes del movimiento. Movimiento es sucesión y en toda sucesión anida implícito un relato, destaca Agudo. Es así, que se estructura en desplazamientos. Como mapas, el espacio como escritura, el espacio comunicándose. Es llevado a escena por este director mostrando un viaje permanente, que no llega a ningún lado, se presenta a la deriva, transcurriendo, derivando y deviniendo. Este espectáculo se ha presentado en Carcassonne (Francia), Jujuy, Tucumán, Festival Danza de Hoy (Asunción-Paraguay), Festival de Nuevas Tendencias (Mendoza), Festival Nudanz (Rafaela) y el pasado año en el Festival Andanza realizado en La Paz.
En la segunda parte, se presentará María José Rivera, licenciada en coreografía del Instituto Nacional de Bellas Artes en México y bailarina con una amplia carrera artística. En esta oportunidad propone “Identidad en Movimiento”. Obra que refleja la identidad como aquello que nos hace parte de un grupo y a la vez un individuo independiente.
Para Rivera, estamos en constante cambio y cuestionamiento. Creamos la imagen externa a partir de lo interno. La obra busca mostrar ese viaje de sensaciones, parecido a la vida que según sus tiempos nos presenta distintas situaciones que provocan emociones y sentimientos.

El Diario, 6 de marzo de 2007

Mexicanos trajeron una selección de cortos

Frederik, actuando sin palabras

El Gran Espectáculo del Teatro Frederik, una selección de siete sketchs de su vasto repertorio de 28 años, es la oferta del elenco mexicano que debuta hoy a las 19.45 en el Teatro Municipal, donde también se presentará mañana.
“Lo que uniforma a los cortos —siete, que en total suman una hora veinte minutos— es que son todos sin palabras, como es la característica esencial de Frederik”, comenta Roberto Frausto, director del elenco, del que —vaya plus— forman parte dos bolivianas, las hermanas María José y Amancaya Rivera.
“Ellas estuvieron en la compañía por varios años cuando residían en el DF (ya están de regreso en el país) pero constantemente se integran en cuanta gira pueden, porque se saben muchas de las obras que representamos”, señala la admnistradora del equipo, Lourdes Sánchez. Pero, sin diálogos, ¿cómo se mantiene el interés, la tensión necesaria en toda obra teatral? El director asegura que los recursos y lenguajes complementarios como la iluminación —esencial en sus puestas en escena—, las diapositivas y el video, entre otros, son más que suficientes para transmitir lo propuesto. “Además de que se trabaja con muchos ruidos y hasta sílabas, pero sin códigos de lenguaje”, añade. Tan singular manera de desenvolverse en las tablas va de la mano con el estilo de trabajo en los ensayos. “La mayoría de la gente que trabaja con nosotros tiene formación previa, ya sea en danza, gimnasia, o hasta artes marciales, lo cual les permite ante todo tener la soltura y habilidad para representar los papeles”, dice Frausto.
Así, más que ensayar, los integrantes de Frederik aprenden el estilo, la esencia del grupo, y luego dejan todo a la improvización y más que todo al talento. “Varía mucho de un show a otro, eso que ni qué”, concluye.

La Prensa, 6 de Octubre de 2006

Identidad y danza

Un mismo espacio puede albergar a distintas expresiones. Por la mañana, el dueto Art Mouv, de Francia, recorre los pasillos del Museo Tambo Quirquincho para contactarse con el espacio, y una vez hecho esto, invita a la audiencia a descubrir el lugar y conectarse con él. Por la noche, una pared de papel envuelve a una bailarina boliviana que, a través de la fotografía, la luz y su cuerpo, consigue expresarse.
Hace algún tiempo, cuando María José Rivera Camacho decía “soy bailarina”, la gente le miraba extrañada, pensando Dios sabe qué. Hoy, a sus 26, le dicen: “¡Ah!, haces ballet”. Es un avance, pero María José hace danza contemporánea.
“Empecé con danza clásica con Mónica Camacho, hice cursos en Estados Unidos, Suiza y participé en un festival en Cuba”. Pero de la clásica se fue al jazz y de allí al contemporáneo, donde se perfeccionó en México. “Aprecio la libertad que me ha dado. La danza clásica me ha gustado siempre —aún me gusta, aunque tengo algunos conflictos internos—, pero la danza contemporánea me ha abierto una puerta ilimitada de creación. Para mí era necesario salir de que te enseñen los pasos y repetirlos, avanzando hacia lo coreográfico. Necesitaba construir, buscar lo que me interesaba o motivaba”.
Identidad en movimiento es el primer trabajo sobre el que ella trabaja sin compañeros. “Es una búsqueda mía como boliviana, de la bailarina que empezó en el clásico. Quiero saber qué significa ser boliviana, la herencia que eso conlleva”.
La danza contemporánea se abre espacio entre el ballet y el folklore, muy arraigados en Bolivia. Y, recordando sus primeras experiencias, María José es una bailarina que se considera optimista. “El ballet encontró su lugar. Con la danza contemporánea será igual. A veces escuchas cosas como que la gente no lo va a entender, pero hay mucho interés y ganas de ver nuevos trabajos. Muchas personas se preocupan porque no lo entienden y buscan dar con explicaciones. La danza contemporánea tiene mucho que ver con las sensaciones. De pronto, sí hay significados, pero no es algo narrativo. La danza te dispara cosas que las tienes que vivir”, dice. Y, envuelta en su pared de papel, se lanza hacia la conquista del espacio.

Miguel Vargas, La Razón, 24 de septiembre de 2006

El Atrio de San Francisco se llenó de danza


La Razón,  7 de septiembre de 2006

Lidya Romero celebra 30 años

Por Patricia Aulestia

Lidya Romero es un nombre insoslayable en la historia de la danza contemporánea en México. Sus características como creadora se asocian con la ruptura y la transgresión. Su valioso aporte a los lenguajes de vanguardia definen la trayectoria de esta coreógrafa y bailarina. Hoy, luego de tres décadas dedicadas a la danza, septiembre y octubre marcaron el comienzo de los festejos a estos 30 años de trayectoria. Obras de culto dentro de su bagaje coreográfico fueron parte de estas celebraciones: "Moneda al Aire", "Salón Corona" y "Arqueología posmoderna".
Artistas de diferentes disciplinas como Juan José Gurrola y Alejando Luna, en la mesa redonda titulada El cuerpo, son algunos de los destacados creadores que de una forma u otra han tenido relación con obra de Lidya Romero. También se sumaron los fotógrafos Christa Cowrie, Ricardo Ramírez Arriola y Pablo Labastida cuyas imágenes son fieles registros del trabajo coreográfico de esta mujer que ha dedicado su vida a la danza. Lidya Romero durante estos años.
Los bailarines Marina Acevedo, Esther Lopezllera, Gabriela Tavera, Ma. de Jesús Bautista, Paulina Alvarez, María José Rivera, Tania Cervantes, Amada Domínguez, Silvia Elías, Lidya Romero, Saúl Maya, Rodolfo Maya, Helmar Alvarez, José Luis Hernández, Arturo Pineda, Adolfo Chávez, Emilio Martínez, Edgar Robles, Geovany Mora, Julio Márquez, integraron el elenco que participó en las coreografías.
La primera parte de la trilogía fue "Moneda al aire", pieza producida en 2000 para el Ballet Nacional de México. El cierre fue con "Arqueología postmoderna", obra que se estrenó en 1997 como parte del espectáculo "Hoy no Circula", seleccionada para la gala en el Palacio de Bellas Artes que abrió Puerta de las Américas el pasado 3 de junio.
Lidia Romero inició su carrera profesional con Ballet Nacional de México, donde estudió y se desarrolló como bailarina, fue becada a Nueva York para estudiar distintas técnicas de movimiento, improvisación y composición (Cunningham, Nikolais, Falco y Graham), hasta que en 1977 fundó con otros artistas Forion Ensamble, agrupación de bailarines coreógrafos que propició el desarrollo de un nuevo oficio coreográfico. Los procesos creativos de esta primera generación de artistas independientes, significó un cambio sustancial en el desenvolvimiento estético de la danza mexicana.
A partir de éstas experiencias, en 1982 el Forion Ensamble se diversificó: Lidya Romero formó El Cuerpo Mutable, Teatro de Movimiento y comenzó periodo de investigación encaminado a la búsqueda de una expresividad poética a la vez que virtuosa. Realizó obras como "La mañana siguiente", "Fisura" y "Golpe de gracia". Fue becada a la residencia internacional de coreógrafos del American Dance Festival en 1985. Romero ocupó puestos de gran importancia dentro de las instituciones dedicadas a la promoción de la danza en México. Desde 1994 es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.
Su producción reciente está dedicada a la reorganización y consolidación de un lenguaje personal, que se nutre del cómic nacional, de las danzas mestizas y populares, así como de la observación de la vida cotidiana de México.

Danza Hoy en Español, 2005